Cuando empecé a entrenar hace un par de años, tenía una motivación, era un secreto, de esos que guardas en el fondo del alma y que no confiesas por temor a que te señalen de loca, inmadura o mínimo de desubicada…sin embargo, apoyada en mi convicción de que uno debe apasionarse con algo,  insistir a pesar de la pereza, la soledad y la pérdida de un estilo de vida (esas renuncias siempre RENUEVAN)…me encuentro hoy frente a una forma de ver el mundo que ya nadie me quita.

glady jimenez maratón de las flores 2012

Y es que correr o trotar (depende de la condición física) es una forma de enfrentar tu vida, comienzas a pensar que para conseguir algo debes dedicarle tiempo, deshacer pasos, desaprender temores y acoger otras alternativas. Te das cuenta que nada es al azar y que debes enfocarte y comprometerte con cada situación que deseas superar; aprendes a valorar la experiencia de otros y a apreciar el inconmensurable valor de lo simple: madrugar, abstenerse, exigirse, controlarse, hacer cada día un poquito de la tarea.

Hoy, después de haberme gomoseado cuanta carrera he podido, de haberme vuelto monotemática, a ratos aburridora, otras veces hasta he sido blanco de burlas de algunos miembros de mi familia que me preguntan detrás de qué corro? Al son de qué? Hoy, después de todo eso me miro y concluyo: ya nadie me quita lo bailado y por donde me ha llevado la vida laboral o académica he dejado al menos 1 persona encarretada, inspirada y amando el placer de unos minutos u horas a solas, corriendo. Muchas personas que no he visto en meses, me preguntan: cómo vas, cuando corres? (jaja es porque no saben la diferencia entre correr y trotar rápido)… y además, puedo darme el lujo de escuchar como mi hija (preadolescente) me dice que se siente orgullosa de mi  (lo hace abierta y públicamente)…JAAAAA mis motivos para correr han cambiado y esa es otra lección: la vida cambia de escenarios, cambia de contextos y nosotros, protagonistas de nuestra propia historia vamos cambiando con ella.

Si seguimos aferrándonos a lo que creíamos, a lo que queríamos, a lo que anhelábamos hace un año, hace un mes, hace una semana o ayer, dejamos de avanzar, no se trata de cambiar de metas o movernos como una mangaveleta, lo que me ha enseñado el atletismo es que hay que enfocarte y saber que hay momentos en los cuales debes cambiar de ruta, enfocar tus energías y esfuerzos. Si deseas sentirte victorioso y acariciar TU gloria, debes acomodarte al terreno y sus altibajos y ser feliz con cada paso que te acerca a una mejor condición (la que sea).

Un amigo me dijo que dejara la intensidad (que no participe si no estoy en una excelente condición) y que no tenía nada que demostrarle a nadie…pues se equivoca, si tengo mucho que demostrar, especialmente a mi misma, aún sigo aprendiendo y encontrando nuevas inspiraciones, nuevos motivos, nuevos momentos de desánimo, caídas, dolores y felices momentos de levantarme y retomar mis ilusiones…y no renuncio al sueño!!! He empeorado mi desempeño, luego lo he mejorado, otras veces lo he mantenido, pero igual cada carrera gano, cada que termino me siento sumamente feliz (y doloridaaaaaaaaa).

Gladys Jiménez