En mayo de 2013 le dije a mi compañera de vida​:​ "Negra, quiero volver a correr la media Maratón de las Flores".

edisonperezmaraton

​En ese momento inicié, lo que para muchos suena a locura, pero para que quienes amamos el sudor, la adrenalina, la exigencia es una aventura sin fin. Entonces en escasos tres meses y medio, me enfoqué en esa tarea. No fue complicado coger el ritmo, ya que había estado entrenando y jugando fútbol con un grupo de muchachos que sufrimos de exceso de juventud llamados: "Equipo de Amigos", nivelados desde hace algún tiempo por la barriga.

​Pasados los tres meses llega el día esperado: 15 de septiembre de 2013 Media Maratón Ciudad de Medellín, mi tiempo:  ¡ufff!! 1:54:09, 2 minutos por encima de mi mejor tiempo en entrenamientos​, y a pesar de que mi expectativa era parar el cronómetro en menos tiempo, mi felicidad no la pude ocultar, ya que 17 años atrás, con toda esa juventud que reta, que arrolla, que permite incluso el exceso,  me atreví a vivir mi primera experiencia en una media maratón, sin tener la condiciones adecuadas para hacerlo: desde una semana antes tuve una fuerte gripa y con ella, osadamente, corrí, dejando como resultado un tiempo de 2:45:00 y terminando porque el orgullo era más fuerte que la razón.

Luego de la emoción y del "normal" cansancio surge en mi una gran inquietud: ¿Y por qué no la maratón? Entonces vuelve y juega: "​Negra, quiero correr el año entrante la Maratón". 

​¡Y vaya reto!, aunque tenía todo un año para prepararla, siempre estaba latente aquel sustico, aquella duda de cómo podría enfrentar semejante distancia. Terminé el año haciendo pruebas entre 10k y 21k, y me decía, todo esto es acumular kilómetros, pero la verdad es que todos los que corremos, una vez iniciados, nunca queremos parar.

Comienza Enero​ de 2014​ y ​con él los entrenamientos y la necesidad de aplicar muchas de las cosas que se aprendieron el año anterior: la forma de correr, de entrenar, de alimentarnos y sobre todo cómo fortalecernos mentalmente.

Entre las varias carrera​s​ ​en las que participamos (mi compañera y yo), siempre comentábamos lo positivo y ​los aspectos a mejorar, con el fin de fortalecernos cada vez más. Y les puedo asegurar que fue y ha sido una estrategia muy efectiva.

​Luego de casi nueve meses de fuerte entrenamiento: levantarse a las 4:30 am, salir antes de las 5:00 am, entregar hasta pasadas las 6:00 am y luego seguir con la rutina laboral, llega el esperado septiembre 14 de 2014 (ayer), nos levantamos a las 4:30 am, desayunamos lo sugerido en múltiples páginas de runners: "...come lo que siempre has comido y nunca nada nuevo sin haberlo hecho antes...", desde el día anterior ya teníamos todo en cuanto a la logística se refiere, la ropa, los tenis, los números, el reloj, las gafas, revisamos y revisamos para que nada se nos escapara.

Como vivimos en zona céntrica​, a unos 2 km de la partida de la carrera, nos fuimos caminando, lo cual sirvió de calentamiento y a la vez para canalizar ese sustico imposible de obviar.

6:10 am​, ​ya estábamos en la zona de calentamiento, pero primero y como siempre, hacer fila para entrar al baño, síntoma de los nervios en aumento. Al salir fue casi ​​imposible hacer el calentamiento, ya los competidores más expertos empiezan a acercarse al punto de salida, tratamos de estar entre la 4ta a la 10ma fila para así entrar en ritmo de carrera lo más pronto posible, cosa que es difícil hacer si estas muy atrás.

7:02 am, y ahora si, salimos, ya es en serio, a corroborar 12 largos meses de madrugadas, de muchos entrenamientos, de muchas carreras, no había transcurrido 100 metros y la primera caída, un señor de Bogotá, entre varios empezamos a regañar a esos que creen que una media o maratón se gana en el ​primer kilómetro, llegamos al km 1, mi compañera que va por su primera media Maratón, empieza poco a poco a distanciarse, ese primer km lo hicimos en 5:17, era muy rápido para mí, ya que en mi programa de entrenamiento se había definido 6 minutos como rango promedio para sostener durante los 42K, lo bueno era que no tenía la sensación de ir forzado; sin embargo, aflojé un poco el paso para no romper con el esquema planteado, faltaban aún  41 km por delante.

​Diseñé una estrategia con tiempos parciales, así p​odría​​ saber mi desempeño cada cierto kilometraje. En el km 5, estaba casi 4 minutos por debajo del tiempo presupuestado, sentí algo de temor, pero ningún tipo de fatiga, pensaba que esta energía podría hacerme falta al final de la carrera.  A esa altura, me alcanza una participante de Bogotá, por su acento es fácil saberlo; le pregunto cuanto era su tiempo estipulado y me dice que "3:56:00"; le contesto: "espero poder seguirte"; subiendo al Cementerio de San Pedro, ella se queda, pensé o las cuestas le están dando duro a ella o yo voy muy rápido.

En el km 18​,​ aproximadamente, donde ​los participantes de los 21k giraban hacia sus últimos 3 km, sentí muchos nervios, ya que sin previo aviso, toda la bulla, la algarabía de la gente, de la misma organización de la carrera desapareció, era como bajar todo el volumen de la radio, ahí empezó, realmente, mi Maratón.

Entre ese km y el 27, todo marchaba bien, pero... lo inevitable​ llegó​, el famoso ​MURO, este apareció antes de lo esperado, en la subida a Mayorca, ya tenia otras sensaciones. Pasé a un joven con un fuerte calambre, alcancé avisar a un grupo de la Defensa Civil lo mal que venia él, en verdad espero que se haya podido recuperar y terminar, para la mayoría ese es el fin primordial: pasar la línea de meta, sin importar el tiempo.

​A la altura del km 30, definitivamente, era otra carrera, era una lucha constante entre el querer y no poder, por eso cada palabra de ánimo, cada felicitación, cada aplauso me llegó al alma; si pudiera, iría y les daría un abrazo a cada uno de ellos; si ellos supieran la huella que dejaron en mí. Gracias por su apoyo.

​E​n el km 37 me alcanza y me pasa la ​b​ogotana, ni tiempo de reaccionar tuve,​ ella toda una campeona, ​con su ​paso firme y constante​, logró dejarme una enseñanza más​​.​

​F​altando 4 km veo a otro joven, en el suelo y auxiliado por un socorrista, ​tuvo vómito y se veía muy mal. Ya corría era por AMOR y el deseo infinito de terminar y poder abrazarme con mi familia, el cerebro hace de las suyas, empecé a sentir nauseas, el recuerdo de aquel joven tirado en el suelo me logró desestabilizar un poco, pero pude tranquilizarme ​y a seguir por lo mio.

km 40, otro grupo grande de ​personas, dándonos ánimos, apoyándonos, recordándonos que faltaba poco y que era un pequeño esfuerzo más. Otra vez, mil gracias, esos buenos deseos me llegaron al alma.

Ya faltando 500 metros para la meta, me estaba esperando mi Negra, me acompañ​ó en esos metros finales, la verdad sentí de todo, alegría, cansancio, mucho cansancio, pero sobre todo una gran satisfacción de ver la meta a la distancia y recibir todo el apoyo de tanta gente.

Los 100 metros finales​ fueron inolvidables,​ lloré de emoción, ​le agradecí a Dios por haberme dado la oportunidad de cumplir otra meta en mi vida: terminar mi PRIMERA MARATÓN.

Veo el reloj y otra sorpresa más, 3:59:34, por escasos segundos estuve debajo de las 4 horas, este es el momento que aún no lo creo.

Recibo mi medalla de campeón, así me sentía, abrazo a mi Negra y luego a mis padres y mi suegra. Y empiezo hablar como cual perdido cuando llega a casa.

Agradezco una ve​z​ más a todas esas persona por su apoyo, para mi fue fundamental, a la organización, excelente carrera y por supuesto, a mi familia, que cada día están ahí para apoyarme.

¡VIVA LA MARATÓN, VIVA EL ​CORRER CON EL ALMA!


Edison Pérez