Nunca imagine que participaría en carreras atléticas ni mucho menos que un deporte que no es muy popular en mi natal reuniría a integrantes de mi familia para verme partir y felicitarme al llegar.

historias de carrera

Tengo 23 años y vivo en la ciudad de Barranquilla, donde los deportes más practicados son el futbol y beisbol. Siempre me ha gustado el futbol, eso me llevo a pertenecer a equipos de mi ciudad desde los 16 hasta los 21 años jugando en diferentes torneos y haciendo que mi pasión por los deportes aumentara. En diciembre del año 2007, organizaron la segunda carrera “Barranquilla 10k” a la cual me inscribí con aceptación de mi papa, sin tener fe en mí pues pensó que solo era un capricho mío y que no llegaría a la meta. No me prepare para esa carrera porque no lo creí necesario, pensé que era fácil pues entrenaba en mi equipo 3 veces a la semana. La termine y me emociono tanto ver la cara de los que me acompañaron ese día que dije que correría la “Carrera San silvestre Chiquinquirá” que se corre cada 31 de diciembre; 15 kilómetros que cabalgue paso a paso, sin prisa porque sabía que era un novato pero era atrevido al exigirme a intentar alcanzar cada corredor que veía lejos de mí. También la termine y la emoción de mis padres y hermanos fue mucha, pues era inimaginable que lo lograra, ya que nadie en la familia lo había hecho.

Muchos me preguntaban en el transcurso del año si volvería a correr, me daban instrucciones para llegar mejor posicionados como si ellos ya lo hubiesen intentado, en fin, física envidia que note al final de mi tercera carrera (segunda de san silvestre) cuando note que no me preguntaron nada porque sabían que la había concretado, había llegado al igual que las anteriores dos. 

historias de carrera

En mi equipo me felicitaban porque como era posible que corría un 31 de diciembre que (para muchos) era un día para beber alcohol, bailar, comer mucho y estrenar ropa y yo, estaba recuperándome con alimentos sanos, con ropa fresca y deportiva, hablando de mi experiencia en la carrera, y durmiendo a la medianoche, para tres días después estar entrenando con el equipo como si nada. Al siguiente año corrí una vez más “Barranquilla 10k” en el mes de septiembre, para esa me prepare más, teniendo en cuenta  las anteriores participaciones. Quede a 15 minutos del ganador y 30 minutos después de haber llegado, aun había corredores culminando la carrera.  Ese mismo año volví a participar el 31 de diciembre, esta vez con más exigencia, ya que mi papa me pedía mejor tiempo en el registro (siempre quedaba a 25 min. del ganador), no me prepare como debía, sino que asistí a gym y el día de la carrera estuve pesado, sin embargo no me fue mal pues hice el mismo tiempo de las veces anteriores.

Luego vino la sexta y la séptima carrera en mi historial, de 10 y 15 kms respectivamente. En la primera me fue muy bien porque de 700 corredores que salimos aproximadamente, llegue de en la posición 174. Hubo felicidad en mi porque mis compañeros, familiares, propios y extraños me felicitaron por ser constante y disciplinado, pero sobretodo porque en mi interior había satisfacción ya que nada ni nadie me presionaban a hacerlo, y correr me hacía sentir feliz. Vino la del 31 y para mí un nuevo reto: llegar en una buena posición pues me había preparado; pero justo el 28 de diciembre me enferme de gripe, malestar y dolor de garganta, sin embargo corrí así y un día después de terminar estaba laborando en mi lugar de trabajo por espacio de  6 horas. Para estas dos últimas carreras me toco prepararme por aparte puesto que me había retirado del futbol competitivo y me dedicaba a estudiar en la universidad y trabajar en un almacén para suplir mis gastos.historias de carrera

Luego de lo anterior seguí entrenando por tres meses, me despertaba a las 5:30 iba a entrenar, luego a la universidad y finalmente a trabajar; pero hubo un tiempo que lo deje de hacer debido a problemas de salud, ya que por descuidos míos me dio sinusitis. Se avecino la carrera más difícil de las que he participado, pues a pesar de tener cierta experiencia en el mundo deportivo me esperaba un hecho que me tomo por sorpresa y dejo en mi emociones encontradas. La carrera del 26 de noviembre era muy especial para mí, por lo que solicite premiso en mi trabajo y me lo concedieron. Me prepare muy poco porque no me quedaba tiempo. Fue un día antes de escribir estas líneas, había entrenado solo 5 veces y tomaría esta carrera como preparación para la del 31 de diciembre.

Llegue a la carrera en compañía de mis hermanos, mis amigos me desearon éxitos, mis tíos, mi mama y mis compañeros. Había llovido a cantaros durante el día lo que ocasiono que las calles a recorrer estuviesen llenas de charcos y arroyos. Realice el acostumbrado calentamiento e inicio la carrera, la más importante de mi vida (hasta este momento). Cerca de 1000 corredores salieron en busca de la meta, otros del pódium y yo llegar a mi “Kilometro 100”. Supere el primer kilómetro a buen ritmo, el segundo que estuvo caracterizado por bajadas fue estupendo porque logre pasarme a muchos competidores, pero llegando al tercer kilometro me empezó a doler la cara externa del fémur cerca a la rodilla. Pensé en retirarme de inmediato, pero una voz en mi interior me decía que continuara, así fuese a bajo ritmo. Hubo un momento que comencé a caminar por dos cuadras, pero retome. Veía como los competidores pasaban a mi lado, me sentía impotente, pues un hecho de estos me sacaba de casillas, de no poder hacer lo que quería.

A lo lejos vi a mi papa y disimule el dolor y trote como las carreras anteriores cuando lo veía, me dio ánimo, me hizo señas que fuera más rápido, que apretara el ritmo, pero la realidad era que sentía un dolor inmenso en mi pierna. Cuando calcule que no me veía mi papa, empecé a cojear, pues sabía que si él me veía en esa situación seguro me retiraba de la carrera. Subí 2 kilómetros cojeando y muchos me alentaban aunque otros me decían que me saliera. Trataba de darme ánimos visualizando la carrera como la vida, gente que te apoya, otros que te tratan de desanimar, obstáculos por vencer, en fin muchas similitudes que detallo. Subí muchas calles empinadas que cubrían 2 kilómetros. 

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A pesar de esto, logre pasar muchos corredores. La parte final de la carrera fue muy difícil para mí, porque muchas personas que me veían cojear o trotar con dificultad me decían que caminara o me saliera. Mi dolor se intensifico cuando me detuve a atar las agujetas de mis zapatos, puesto que cuando me reincorpore tuve deseos enormes de pedir ayuda. Recuerdo mucho un señor que veía la carrera que me grito: “ey, retírate, retírate!!” de forma despectiva y con dejo de burla, pensé por un momento en devolverle los insultos pero después de los escollos superados ese era un obstáculo inferior para mí. Me acercaba a la meta y mi pierna no daba más, la última cuadra la hice cojeando más aún. Cuando cruce la anhelada meta lo hice apoyado solo en la pierna derecha y de esa manera llegue a mi kilómetro 100. Luego de 40 minutos de descansar mi pierna me disponía a irme a casa y aun había corredores cruzando  la meta. Llegue a casa con cara larga, y con dificultad para caminar, me bañe y llore mientras lo hacía, pues no fue la carrera que esperaba. Pensé: “es injusto que me suceda esto”. Ingrese a la web para ver los resultados de la carrera y no los habían colgado aun, y vi en esta página la opción de escribir mis experiencias vividas.

Para finalizar voy a escribir lo que plasme en mi Facebook horas antes de competir, las razones por las que corro:

Hoy correré y cruzare la meta,
por los que no pueden, por los que quisieran,
por todos aquellos que no llegan,
por los que me admiran, por los que la comienzan
por la educación pública gratuita,

por enfermos, ciegos, discapacitados,
por rateros, por pastores que no son honrados,
por el que protesta y nunca es escuchado,
por el que sufre y nunca es consolado,
por aquellos que murieron sin haber nacido,
por los que nacieron y a su padre aun no han conocido,
por sobre todo esto correre por una sola razon,
el derecho inviolable: la libertad de expresion.
por lo que nos corresponde y el gobierno nos quita,

Por enfermos, ciegos, discapacitados,
Por rateros, por pastores que no son honrados,
Por el que protesta y nunca es escuchado,
Por el que sufre y nunca es consolado,
Por aquellos que murieron sin haber nacido,
Por los que nacieron y a su padre aún no han conocido,
Pero sobre todo esto correré por una sola razón,
Por el derecho inviolable: la libertad de expresión.

Para finalizar, les agradezco por permitir expresarme, por darme su atención y sobre todo por hacerme feliz trasmitiendo lo que he aprendido, lo que he vivido y por motivarme a recuperarme de esta lesión que me aqueja por estos días, que estoy seguro me recuperare y volveré a correr para seguir sumando kilómetros a mi historial.

 

Gérman Bula