Tuve la fortuna hace 12 años de iniciarme en el triatlón, deporte que me llevó a obtener los mayores triunfos, a cumplir los más grandes retos y a conservar  los más bellos recuerdos de los procesos para alcanzar las metas.

Hace algunos años, en el 2006, decidí dedicarme a  las carreras de triatlón conocidas como el medio Ironman ó 70.3 y el Ironman, retos que se convirtieron en uno de los motores de mi vida y en la mayor satisfacción personal, mi carácter se fortaleció y sufrí un proceso de maduración física y mental típico de todos los que nos enfrentamos a estas distancias. Hasta ese momento no había nada más gratificante y eso era para mí la mayor realización, la misma que leo en cada una de las crónicas escritas frente a cada reto impuesto por mis colegas de esta página.  Le robé tiempo al trabajo, a la familia, a los amigos, para cumplir con cada jornada de entrenamiento que me llevaría a la meta propuesta, y cada vez que me convertía en “finisher” pensaba que había valido la pena todo el “sufrimiento” antes y durante, y cada vez que terminaba sentía junto a la satisfacción del deber cumplido, la nostalgia y soledad que acompañan el final lo que me llevaba rápidamente a trazar un nuevo reto, una nueva carrera que me hiciera seguir vibrando con esto que tanto me gusta… Competir.

historias de carreraY esta es mi historia:

Martina tiene 8 meses en este planeta y ya cuenta con tres medallas y debo admitir que nunca había tenido para mí tanto significado una medalla de participación…

El 27 de noviembre de 2011 me inscribí a la carrera de la mujer de la ciudad de Cali, con mucho ánimo y expectativa por ser mi reencuentro con el mundo competitivo, lejos del podio élite pero muy cerca del podio Madre –atleta, la carrera comenzó con mucho entusiasmo sobre todo por ser el debút de Martina y con la ansiedad de su comportamiento en medio de la carrera, aún cuando habíamos entrenado para ello. El objetivo era terminar sin embargo después de tantos años entre tiempos, salidas, remates, podios, se hace inevitable pensar un poco en sostener un paso de carrera a un ritmo tranquilo pero constante y que permita llegar en una ubicación aceptable para la categoría Madre – coche. Corrí con dos compañeras triatletas quienes marcaban y abrían paso entre la multitud, yo iba concentrada en sostener el ritmo, el evento fue en un circuito lo que hace muy emotivas las carreras por el público que te alienta, en este caso había una gran ovación al pasar con Martina y su nombre se escuchaba con emoción “duro Martina”, que alegría, que bonito, que cantidad de sentimientos que vienen a tu mente, que felicidad vivir esto con tu ser más querido. Por obvias razones, empujar un coche no te permite mucha fluidez, con mis compañeras habíamos pensado en empujar por turnos, pero en el kilómetro 2, pensé que mi reto era llevarla durante toda la carrera, y así fue, en medio del cansancio que produce la postura de empujar, pensaba en todos los triatlones, carreras de ciclismo y de atletismo que he hecho y me fortalecía con que 5k  con coche eran tan solo el comienzo de lo que quería hacer pronto… correr una de 10k con ella. De esta manera cruzamos la meta en un tiempo de 27 minutos 30 segundos y recibimos ambas la medalla de finisher, Martina dormida (exhausta de su primera carrera) pero con mucha alegría y motivación para un nuevo reto.

historias de carrera

El 7 de Diciembre del 2011 fue el segundo paso, la carrera 10k de la luz en Cali, los días previos a la carrera, pensaba que solo eran 5k más y que Martina los aguantaría sin problema. La mañana del evento amaneció lloviendo, al llegar al sitio de partida había una ligera llovizna que por un momento me hizo dudar si lo íbamos a lograr, pero poco a poco el clima mejoró y nos fuimos a la zona de calentamiento, Martina estaba muy feliz, las fotos antes de la partida no se hicieron esperar y los saludos de los diferentes atletas fueron muy motivantes. Tomamos la partida en la parte final con el ánimo de no obstruir el paso con el coche, poco a poco empezamos a tomar un buen ritmo y a pasar gente en medio de la multitud, cada kilómetro revisaba el paso y observaba como Martina se iba quedando dormida entre fotos, saludos, aplausos, gritos. Al pasar el kilómetro 5 en un tiempo de 26 minutos, pensé que podía mantener ese ritmo durante lo que quedaba de carrera, todo el tiempo pensaba en el momento de cruzar la meta y la felicidad de haber llegado con Martina. Como en todos los eventos, el cansancio llega pero  cuando se ha corrido pruebas de fondo los músculos y la mente cuentan con esa memoria que te permite superar crisis y seguir hasta el final, nuevamente se escuchaba en algunas calles las voces de aliento hacia Martina, los kilómetros pasan y se acerca la hora de llegar a la meta, Martina se despierta faltando dos kilómetros para llegar, tengo fuerzas para apretar un poco el paso y entrar rematando a cruzar la meta, la segunda carrera juntas, los primeros 10k con el coche en un tiempo de 52 minutos, Martina acompañándome en esta mi otra vida, es el complemento perfecto, le doy gracias a la vida por permitirme retomar mi deporte de esta manera, porque ambas lo disfrutamos, porque vienen mas retos y porque los podamos seguir compartiendo.

Y como había que cerrar el año con broche de oro, que mejor oportunidad que corriendo la histórica carrera Río Cali sobre una distancia de 11k, el reto: 1k más de la anterior. El 18 de diciembre del 2011 partimos rumbo a la tercera medalla, a superar la distancia, a mejorar el paso para terminar esta historia. De nuevo el reconocimiento de los participantes y espectadores, un recorrido rápido que nos permitió tomar un buen ritmo al inicio de la carrera, Martina iba despierta, observaba a todas las personas entre la multitud y eventualmente lanzaba gritos de felicidad, observaba a su alrededor, piernas y números, iba feliz, los kilómetros iban pasando y ella seguía atenta a lo que sucedía, yo seguía en la dura prueba de mantener el ritmo de carrera aún con los desniveles del terreno, algunos puentes, alta temperatura, pero feliz que ella se mantuviera despierta, al kilómetro 7 se rindió de ver pasar tanta gente quizás y nuevamente pasó la línea de meta en los brazos de “Morfeo”. Terminamos en un tiempo de 56 minutos para una distancia de 10.800 metros.

historias de carreraQuizá Martina sea atleta, quizá artista, quizás científica o de pronto empresaria, pero lo que quiera que escoja seguro aprenderá durante este tiempo  deportivo que lo que se empieza siempre se debe terminar, que la vida es más gratificante cuando hay retos y que cada vez que luchamos con esfuerzo y dedicación logramos lo que nos proponemos, Martina aprenderá de este tiempo deportivo con Mamá que el éxito es el resultado de una larga paciencia para cada propósito.

Si es gratificante competir acompañado de la pareja, del mejor amigo (a), del Padre, de la Madre, de algún familiar, no se imaginan lo que es hacerlo con un hijo, quizás muchos saben de que hablo y para los que no, solo les puedo decir que… Martina es… la carrera más importante de mi vida.

Gracias a todas las personas que me han acompañado en esta nueva etapa y que la han disfrutado conmigo, gracias por todo el amor que le brindan a Martina y gracias por ayudarme en este proceso de retomar esta pasión de la que nunca se puede volver a salir, la competencia deportiva.

¡A Piñita, Diana, Nito, Pili, Miryam, Adriana, Laura Sofía y Miguel Alejandro… GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS TOTALES!


Maria Isabel Rivas

Ir arriba