El actual deporte colombiano empezó a organizarse a raíz de la celebración en Cali de los VI Juegos Panamericanos, en 1971. Su organización generó una nueva mentalidad en la dirigencia deportiva y dejó legados como Coldeportes, propuesto por el entonces Presidente del COC y creado para la ocasión.

pan01Delegación colombiana en el desfile de los  Juegos Panamericanos Cali 1971.

Por Alberto Galvis Ramírez
Director Comunicaciones COC

Los Quintos Juegos Panamericanos celebrados en Winnipeg, Canadá, en 1967, dejaron el sabor agridulce de la derrota deportiva y la victoria diplomática para Colombia.

Sin embargo, la primera tuvo un atenuante, que fue precisamente el valor agregado de la segunda: la corta experiencia deportiva de Colombia. Mientras las medallas obtenidas en Norteamérica eran el reflejo de la tradición deportiva colombiana, la adjudicación de la sede de los VI Juegos Panamericanos para Cali, en 1971, era una victoria muy superior a esa misma historia.

Finalmente, los dos balances sólo abrían un interrogante alrededor de las posibilidades deportivas y de las capacidades organizativas, que tendría que ser resuelto en los próximos cuatro años, porque en ninguno de los dos aspectos había garantía de éxito en la justa del 71.

¿Cuál era el panorama del deporte colombiano y del país, cuatro años antes de los VI Juegos Panamericanos?

En lo deportivo, la referencia eran los resultados de los V Juegos, cumplidos en Winnipeg, Canadá, entre julio y agosto de 1967. Y en ellos Colombia ocupó el octavo lugar, detrás de Estados Unidos, Canadá, Cuba, México, Argentina, Brasil y Venezuela, y delante de Trinidad, Chile, Puerto Rico, Uruguay, Panamá, Perú, Ecuador, Bermudas, Jamaica, Guyana y Antillas Holandesas, los otros países que lograron medallas. Y más abajo, las naciones, que pasaron el blanco.

pan01Plazoleta Panamericana, en Cali

Presidente del COC propone un organismo nuevo

Esto dijo en entrevista con la revista Deporte Gráfico: “Es necesario integrar la dirección del deporte, con una organización piramidal para evitar organismos paralelos, que en muchos casos son el origen de conflictos. Esta organización directiva debe comenzar en el nivel nacional, pasar por el departamental y llegar hasta el municipal. Actualmente vemos que en muchos departamentos existen, además de la organización independiente de los organismos estatales, concentraciones deportivas oficiales o gubernamentales paralelas. Tenemos en muchas regiones: junta departamental, consejo departamental de educación física y deportes y, en cada secretaría de educación, la dirección de educación física y deportes, lo que hace que se dispersen la actividad y los fondos”.

Con sus palabras y continuas gestiones, García y García impulsó la creación de la entidad que representaría desde entonces al Estado y coadyuvaría al futuro desarrollo del deporte nacional: Coldeportes.

pan01Jorge Herrera Barona, director de los Juegos.

Movimiento nacional a favor de Cali 71

Por fortuna, la organización de los VI Juegos Panamericanos de Cali, programados entre julio y agosto de 1971, dio lugar a un movimiento nacional liderado por las dirigencias política y deportiva vallecaucana; por las autoridades del deporte nacional, con el COC a la cabeza, y por el gobierno, bajo la autoridad del presidente, Lleras Restrepo.

En ese momento, la organización de los panamericanos había establecido un presupuesto en 157 millones de pesos, que se invertirían en obras deportivas, preparación de los deportistas, realización de los juegos, pago de entrenadores para deportistas del Valle, implementos deportivos, gastos médicos, imprevistos y otros.

Los recursos fueron conseguidos por diversos frentes nacionales y regionales. En el Congreso fue aprobada, en menos de un mes, la Ley de auxilios nacionales, que proporcionaría a los juegos 30 millones de pesos anuales. El Concejo Municipal de Cali destinó diez millones de pesos, y la asamblea, 20. Se establecieron impuestos al degüello, que produciría cuatro millones de pesos; a los cigarrillos nacionales y extranjeros, que dejaría diez millones de pesos; a los licores, que brindaría 50 millones de pesos; un sobreprecio a los espectáculos públicos, para cinco millones; al aguardiente que dejaría 1,5 millones, además de un aporte de tres millones de pesos, de las empresas del Valle del Cauca. De igual manera se calculaba que por concepto de taquillas durante los juegos se recibirían por lo menos diez millones de pesos.

Para acompañar la organización y, de paso brindar al deporte colombiano un apoyo estatal, el gobierno de Carlos Lleras Restrepo creó el 6 de noviembre de 1968, el Consejo Nacional de la Juventud y el Instituto Colombiano de la Juventud y el Deporte, entidad descentralizada, adscrita al Ministerio de Educación Nacional.

Entre sus misiones se destacan dos, que favorecían a la organización de los VI Juegos Panamericanos de Cali: otorgar asistencia técnica y financiera, de acuerdo con los recursos económicos del Instituto, a entidades oficiales y privadas sin ánimo de lucro, para construcción y dotación de instalaciones deportivas, y coadyuvar a la financiación y organización de competencias nacionales e internacionales con sede en Colombia y a la participación oficial en torneos y campeonatos internacionales.

Para reafirmar su compromiso con la organización de los VI Juegos Panamericanos, el presidente Lleras nombró como primer director general de Coldeportes al empresario vallecaucano Adolfo Carvajal, quien brindó un total apoyo a los juegos.

Finalmente, la financiación de Cali 71 fue compartida por los gobiernos nacionales de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) y Misael Pastrana Borrero (1970-1974); los departamentales de los gobernadores del Valle Libardo Lozano Guerrero, Rodrigo Lloreda Caicedo y Marino Rengifo Salcedo; los municipales, de los alcaldes de Cali Luis Emilio Sardi, Marino Rengifo y Carlos Holguín Sardi, y por algunos impuestos.
El Comité Organizador de los VI Juegos Panamericanos, bajo la tutela directa del Comité Olímpico Colombiano, estuvo presidido por los gobernadores del Valle, Libardo Lozano, del 2 de octubre de 1967, al 28 de septiembre de 1968; Rodrigo Lloreda Caicedo, del 11 de octubre de 1968, al 22 de agosto de 1970, y Marino Rengifo Salcedo, del 5 de septiembre de 1970, hasta la celebración del certamen.

Tres directores comandaron la tarea organizativa: Nicolás Ramos Gómez, del 10 de noviembre de 1967, al 9 de junio de 1969; Artemo Franco Mejía, del 9 al 30 de junio de 1969, y Jorge Herrera Barona, del 1º de julio de 1969, al 15 de febrero de 1972.

Durante los cuatro años que duró la preparación de los VI Juegos Panamericanos, un hombre brilló como una estela, que fue seguida por un equipo liderado por ex deportistas de alta competencia, hasta el logro del éxito total.

Su nombre: Jorge Herrera Barona, un deportista múltiple en sus épocas juveniles, como quiera que había sido atleta, basquetbolista, pesista, tenista y tenismesista.

Lo acompañaron en el trabajo de organización de los juegos, ex deportistas como Jaime Aparicio, uno de los más grandes atletas colombianos de todos los tiempos y primer campeón panamericano, en los 400 metros con vallas de los juegos pioneros celebrados en Buenos Aires, en 1951. Aparicio, arquitecto de profesión, estuvo al mando del departamento Técnico Deportivo.



El esplendor de los VI Juegos Panamericanos

A los VI Juegos Panamericanos Cali 71 asistieron 2.996 deportistas, 2.447 hombres y 549 mujeres, de Argentina, Antillas Neerlandesas, Bahamas, Barbados, Bermudas, Brasil, Canadá, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras Británicas, Islas Vírgenes, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, Venezuela y el país anfitrión, Colombia.

La delegación colombiana estuvo conformada por 367 personas, de las cuales 280 eran deportistas; 48, asesores de selecciones, y 19, auxiliares.

Las competencias se realizaron en 18 disciplinas, a saber: atletismo, baloncesto, béisbol, boxeo, ciclismo, ecuestres, esgrima, fútbol, gimnasia, hockey sobre césped, levantamiento de pesas, lucha, natación, remo, tiro, vela, voleibol y waterpolo.

La inauguración se realizó el 30 de julio, en el estadio Pascual Guerrero, de Cali, con la presencia del presidente de la República, Misael Pastrana Borrero, quien señaló, en su intervención, entre otras cosas: “Deportistas; en este fascinante marco de la ciudad de Santiago de Cali, orgullo de Colombia, por la belleza de su ambiente, su paisaje y por el noble civismo de sus gentes, cumplen ustedes, atletas y personeros de la juventud de América, un compromiso de honor y de esperanza. Colombia acoge con amistad sincera a los deportistas del hemisferio, porque su vivificante ejemplo de disciplina, de carácter y de lealtad, reflejan los valores y la energía creadora de este nuevo mundo.

También intervinieron el director de los Juegos, Jorge Herrera Barona, y el presidente de la Organización Deportiva Panamericana, Odepa, Sylvio de Magalhes Padilla.

La mejor nadadora colombiana de todas las épocas, la vallecaucana Olga Lucía de Angulo, tomó el juramento a los deportistas.

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Juan Romero, la figura colombiana


Colombia ocupó la séptima posición, con cinco medallas de oro, nueve de plata y 14 de bronce, para 28 en total. Este resultado es sólo un puesto mejor que el conseguido en los V Juegos Panamericanos Winnipeg 67, pero en esa oportunidad se consiguió sólo un título, el de Cochise Rodríguez, en los 4.000 metros del ciclismo, mientras en Cali se lograron cinco medallas de oro.

El deporte más galardonado fue el levantamiento de pesas, que obtuvo tres medallas de oro, dos de plata y cuatro de bronce.

La figura fue el pesista santandereano Juan Romero, quien alcanzó preseas de oro en la categoría mosca, en las modalidades de envión y total, y plata, en arranque.

Los otros títulos fueron ganados por su compañero José Martínez, en el peso ligero, modalidad fuerza, y por los ciclistas Martín Emilio Cochise Rodríguez en los 4.000 metros persecución individual y por equipos, prueba en la cual estuvo acompañado por los vallecaucanos José Ramón Garcés y Luis H. Díaz, y el antioqueño Jorge Barman Hernández.

Nueve medallas de plata ganaron medallas los deportistas colombianos, así: los boxeadores Calixto Pérez, en el peso gallo; Alfonso Pérez, en el peso ligero, y José Vásquez, en el ligero medio. Los pesistas Juan Romero, en mosca arranque, y Lester Francel, en mosca envión. Los tiradores Alirio Maya y Hernán Sánchez. El equipo de fútbol. Y la cuarteta de ciclismo de los 100 kilómetros contrarreloj, conformada por Martín Cochise Rodríguez, Álvaro Pachón Morales. Miguel Samacá y Rafael Antonio Niño.

pan01Álvaro Mejía Flórez (96), tercero en los 10.000 metros planos.


Finalmente se obtuvieron 14 medallas de bronce, con los pesistas Lester Francel, en pluma envión; Carlos Suárez, en ligero fuerza: Cipriano Gutiérrez, en ligero fuerza, y José Martínez, en ligero total. Los atletas, Álvaro Mejía Flórez, en los 10.000 metros; el equipo de relevos femeninos de 4x100, conformado por Ortiz, Maquilón, Rivas y Mosquera, y Hernán Barreneche, en la maratón. Los jinetes Juan José Neira, en prueba de tres días, y el equipo de adiestramiento. El ciclista Jaime Galeano, en la prueba de ruta. La nadadora Olga Lucía de Angulo, en los 200 metros libres. El equipo de béisbol. El conjunto femenino de esgrima. Y el clavadista Diego Henao.

Las herencias para Cali y para Colombia

Esta fue la herencia que les dejaron a Cali y a Colombia, los VI Juegos Panamericanos de 1971:

En cuanto a obras deportivas, en Cali fue construida y remodelada la Unidad Deportiva San Fernando. Comprendió el Gimnasio Evangelista Mora, ahora para 5.250 espectadores y todas las dotaciones modernas, sede de las eliminatorias del baloncesto y las finales del voleibol; las antiguas piscinas, que fueron remodeladas y quedaron con capacidad para 2.300 aficionados, en donde se realizaron las pruebas de natación y saltos de trampolín y plataforma; el estadio Pascual Guerrero, remodelado y ampliado para un aforo de 60.000 espectadores, sede del fútbol y de la Prueba de las Naciones de equitación; la construcción de la Casa del Deporte, de tres plantas, destinada a la Junta de Deportes del Valle, y el Parque Panamericano.

La Unidad José de Jesús Clark Flórez, en el antiguo Hipódromo, en donde fueron construidas las piscinas olímpicas para las pruebas de natación, clavados y waterpolo; el estadio de béisbol, para 5.500 aficionados, y un segundo diamante, en la Base Aérea Marco Fidel Suárez; dos campos de hockey, para 2.000 espectadores; canchas populares para entrenamientos de fútbol, voleibol, béisbol y atletismo, y un gimnasio auxiliar para eliminatorias de voleibol y lucha.

La Unidad Deportiva Alberto Galindo, con el Gimnasio Auditorio del Pueblo, para 20.000 espectadores, sede de baloncesto y gimnasia, una de las obras cumbre de los juegos, y el velódromo, con capacidad para 6.000 aficionados, sede del ciclismo de pista.

Además se realizaron adecuaciones en la Plaza de Toros Cañaveralejo, con una capacidad para 18.000 aficionados, en donde se realizaron las competencias de boxeo; la represa del Lago Calima, sede de remo; el polígono de tiro del Batallón Pichincha; el gimnasio de levantamiento de pesas, en el Colegio Pío XII; la adecuación del campo ecuestre, en el Club Campestre de Cali, y sedes alternas de fútbol en Palmira, Buga, Tuluá y Cartago.

De igual manera fue construida una Villa Olímpica, en el campus de la Universidad del Valle, destinada al alojamiento de los deportistas, luego utilizada por la comunidad estudiantil del alma mater.

Una nueva ciudad, una nueva mentalidad

Pero también la ciudad cambió de manera radical. En materia de vías, fue prolongada la Avenida Colombia, entre la salida al mar y el obelisco, lo que le dio una nueva entrada a la ciudad y descongestionó el sur y el oeste; fue ampliada la calle quinta, de uno a cuatro carriles, para mejorar la comunicación de norte a sur y viceversa; ampliada la Avenida Roosvelt, para permitir darle acceso al sur de la ciudad; ubicadas 11.000 señales de tránsito; mejorados muchos andenes, y refaccionada gran cantidad de fachadas.

Fueron construidos tres centros de salud y la Unidad de Consulta Externa del Instituto de los Seguros Sociales en el Sur de Cali; una nueva estación de policía en el norte de la ciudad; colectores de aguas lluvias e interceptores de aguas negras y una planta de bombeo de aguas sanitarias para los barrios populares; nuevas centrales de transportes y de Abastos; fue ampliada la planta del acueducto; iluminadas las principales vías, y adquiridas 12 barredoras mecánicas, destinadas al aseo vial de la ciudad.

Una de las obras cumbres dejadas por los juegos fue el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón, que remplazó al viejo Calipuerto. La construcción fue propuesta e impulsada por el abogado y periodista Alfonso Bonilla Aragón, Bonar, desde El Relator, diario fundado por la familia Zadwasky, en 1915 y cambiado en 1958 por Occidente, que aún circula en Cali y en el Valle del Cauca. Durante muchos años, Bonar insistió en la necesidad de cambiar el viejo Calipuerto, por uno de categoría internacional. Y los Juegos Panamericanos fueron la ocasión para alcanzar esa meta.

Otra obra con proyección futurista fue la Escuela Nacional del Deporte, hoy convertida en institución universitaria especializada en la formación de técnicos en todos los deportes. Su sede funciona desde entonces en un costado del viejo Templete Eucarístico, en el sector que antes ocupó el Hipódromo de Cali, con modernas instalaciones, adecuadas para la formación de especialistas.
A partir de Cali 71, el deporte colombiano empezó a evolucionar, aunque con algunas dificultades propias de la ausencia de los recursos suficientes para responder a las necesidades del país, en materia deportiva.

 

Prensa Comité Olímpico Colombiano

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