Mi primera carrera - Rocio Espinel
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Por fin, ayer 1 de agosto, se acabaron la mariposas en el estomago y la sensación fue otra. Estar unida a miles de personas con un solo fin romper sus propios límites deportivos y mentales fue una experiencia que no tiene explicación.
No salí con el grupo inicial pues la verdad mi pánico más grande es la multitud, espere 15 minutos y salí cuando la marea de gente iba por lo menos un kilometro adelante. Junto a mí los rezagados y los que me imagino también detestan la apretura, los pisotones y los codazos.
Rico, corrí como lo hago cada domingo, iba con gran fuerza, con gran energía y muy motivada a hacer 2 horas 15 minutos máximo. Al llegar al kilómetro 10, antes de la calle 100 con carrera 15, mire mi reloj y mi registro era 1 hora 4 minutos...iba demasiado bien para mi ritmo, iba más o menos a 6 minutos por kilómetro...eso era una tontería pues mi promedio es 7 minutos; soy una principiante, una novata; me deje arrastrar por el ritmo de quienes iban cerca de mí.
Debí imaginar lo que me esperaba...al llegar al inicio del kilómetro 15 en la calle 116 con transversal 38, se me fueron la luces...prácticamente me fundí...se me fue la fuerza, sentí mareo y tuve que parar de correr y empezar a caminar, saque una barrita de chocolate energético que llevaba por si acaso y me la comí poco a poco.
Estaba dispuesta a votar la camiseta y coger un taxi para el apartamento...tan cerca que se veía mi casa y tan lejos la meta...quedaban aún 6 kilómetros...seguí caminando con algo más de fuerza y al ver el letrero de kilometro 15; En ese momento alguien de público me grito animo 10 32 ( mi número) y me dije...”no llegue tan lejos para desistir”; aunque con unos leves calambres ( que según alguien me dijo por falta de sodio y creo también que por haber parado de un momento a otro), decidí volver a intentarlo; llegue frente al edificio de la IBM y empecé de nuevo de ceros volví a correr muy suave y manejando mi mente para que no me hiciera decaer.
No veía nada, solo hacia adelante, más o menos frente a Cafam Floresta escuche una voz de mujer que dijo “respiren profundo, regulen la respiración”, era la pacer de Adidas para 2 horas 15, yo me incorpore a ese grupo y seguí adelante, pero el calambre de la pierna izquierda empeoro, baje el ritmo a caminata y camine pero como había llovido mis pies percibían el frío de la carretera. Eso hizo que los músculos y tendones del gemelo se contrajeran más y que calambres tan machos yo realmente necesitaba parar, no era un simple deseo ya era una necesidad; quería parar...pero no lo hice!!! Que burra…
No sé cómo volví a llegar a la liebre o pacer de 2,15 y volví a escuchar otra voz pero de un corredor quien me dijo: “No Pares animo ya falta poco, llegaste muy lejos no decaigas”, como si supiera lo que es llevar consigo una mezcla de dolor y terquedad.
Pasando al frente a Metrópolis, me enganche del todo al grupo que iba con la pacer y no baje el ritmo, escuche atenta lo que me sugerían, me concentre, si señores y corrí al ritmo que ellos llevaban, llene mis tanquecitos de agua con Gatorade y en menos de nada ya pude ver la rueda de chicago del parque Salitre...Siiiiiii.
Faltaba poco, grite con fuerzas “Si se puede! Si se puede!!!” Y todos corearon lo mismo... aplaudimos, gritamos varias veces y ya estábamos en le curva del puente...la meta estaba allí...
Vi el reloj de llegada y registraba 2 horas 52 minutos, mi reloj registraba 2 horas 37 minutos (bueno salí 15 minutos después de la partida) En ese momento todo era dicha; recibí mi medalla, tome más Gatorade y busque a algunas personas conocidas con quienes había quedado encontrarme, pero todo se hizo imposible, empezó a caer un súper chapuzón de agua y todo se volvió un caos, ah y sin modo de relajar y estirar las piernas pues volvió el calambre pero esta vez era insoportable y en ambas piernas de la rodilla para bajo.
Compre una capa plástica y salí en búsqueda de un taxi, toda la gente corría pero esta vez huyendo del aguacero Bogotano. El Gatorade me cayó como un demonio y mi estomago se volvió al revés...mmmm nada bueno donde están los baños???
Después de tanta penuria, llegue a mi apartamento donde me esperaba mi familia y por fin un baño, más un merecido descanso.
Lo logre!!! No con un desempeño ideal, pero con la experiencia de tener que prepararme mejor, mejor y mayor entrenamiento, buena alimentación y sobre todo entrenar la mente, para dominar la ansiedad y los nervios.
Correr es una prueba conmigo misma y con mi fortaleza. No con los demás. Ahora viene la carrera de la mujer y ya sé que es lo que tengo y no tengo que hacer.
Rocio Espinel