Kevin y Migue... Historia de valor, coraje e inspiración - Roberto Alvarez
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Ocurrió el 31 de Octubre en la Media Maratón del Eje Cafetero…Con el ánimo de correr la cuarta Media Maratón en Colombia, después de la de Cali, Bogotá y Medellín, decidí inscribirme para correr en Pereira la Media Maratón del eje Cafetero. Al comienzo tenia duda pues se realizaba en la misma fecha que la Nike 10k, pero Media Maratón mata 10k…
La única referencia de esa carrera la tenía de mi amigo Camilo, a quien me había encontrado el 10 de Octubre en la 15k de Soacha, y me había comentado: “Va a correr en Pereira? Eso son puras subidas como las de la Candelaria…pero bonita carrera pues se atraviesa por el viaducto”… Con esa referencia me fui a Pereira, y la verdad creo que exagero con lo de las subidas como en la Candelaria porque en Pereira eran peores! Las de la Candelaria en Bogotá eran subiditas…imagínense entonces como serían. Más adelante lo contaré.
Viaje pues el viernes 29 de Octubre en horas de la mañana. De entrada Pereira es una hermosa ciudad, con una temperatura un poco caliente que oscila entre 24 y 32 grados, y además como por esos días había llovido la humedad era superior al 95%; la gente super atenta, la mujeres (sin exagerar) muy hermosas, (de verdad créanme no hay feas), y la calidez de la ciudad daban buen augurio para la carrera.
El primer día lo dedique a conocer el zoológico de Pereira, el lugar donde venden los mejores “CHOLADOS” de la ciudad, y el barrio donde filmaron “Sin Tetas no hay Paraíso”. El segundo día en horas de la mañana salí a entrenar un poco según el recorrido trazado por el mapa que nos entregaron. Me acorde bastante de las famosas subiditas: puras quiebra piernas! Pero en fin asi es Pereira. Creo que no hay un solo kilómetro plano (sarcasmo) pero bueno, me hice a la idea de lo que se venia durante los 21 km del día siguiente. Hubo un momento en que me perdí de la ruta del mapa, y no hubo más sino preguntarle a la primera persona que me encontré. Era una mujer: “Perdón sabes por donde queda carrera 11 cerca a la estación de bomberos?” Y con una voz suave y tierna (Imagínense a Natalia Paris, en sus comerciales sensuales) me respondió: “Claro yo voy para allá. Si quieres te acompaño”, (No es carreta) ploooffff hasta ahí llego mi entreno…La gente muy amable. Después de hacer un corto recorrido de unos 5km y super emocionado por ese encuentro, regrese al hotel para en horas de la tarde, visitar el VIADUCTO (Construcción espectacular que une a Pereira con Dosquebras) y visitar el Centro Comercial Plaza Victoria (El más bonito y completo de la ciudad, y de donde partía la carrera). El clima esos días estaba suave, un poco de lluvia y no mucho sol. Llego el día Domingo 31 de Octubre 8 a.m. La gente dispuesta a correr y con mucha alegría y entusiasmo. Había dos categorías: La recreativa de 5km donde corrían los niños de los colegios y escuelas de la ciudad, y por supuesto los que nunca o casi nunca corrían, y la de los 21km donde yo iba a correr. Todos salíamos al tiempo.
Recuerdan lo que comente que el clima estuvo suave? Pues ese día ni una sola nube, el sol más espantoso, y la humedad en 97%...de locos.
Dieron la partida y por supuesto: en subida. Así fueron los primero 5km con una serie columpios con más subidas que planos, pero afortunadamente el venir de Bogotá facilita un poco el recorrido por aquello de de estamos acostumbrados a correr a 2600 metros, por lo tanto se reguló el paso y se iba a buen ritmo. Después del kilometro 5 quedábamos sólo los de 21km y se empieza a seleccionar el grupo: Un primer grupo donde iban los super elite, un segundo donde iban los elite, un tercero donde iban los aficionados duros, un cuarto grupo donde iban los aficionados normales, un quinto grupo donde iban los aficionados no tan duros. Yo iba en el cuarto grupo… Después de 5 km iniciamos rumbo hacia el viaducto y el municipio de Dosquebradas. (En subida…pobres músculos gemelos) En ese momento todavía se divisaban a la distancia los diferentes grupos mencionados.
Yo corrí junto a un argentino y sin hablarnos nos dábamos ánimo con la mirada. Después del km 8 ya en el municipio de Dosquebradas se había quedado el argentino, y yo estaba completamente “SOLO” nadie adelante ni nadie atrás. Se dice que los atletas somos personas solitarias, pero en ese momento me sentía más sólo que nunca. El recorrido estaba trazado, para en un punto dado de Dosquebradas, dar la vuelta y regresar hasta la meta. De repente comenzaron a aparecer los primeros de regreso y por lo menos ya veía atletas nuevamente.
Los primeros en actitud arrogante, ni miraban, los otros si saludaban y daba mucho ánimo (Esa es la verdadera hermandad del runner).
La verdad es que pasaban los kilómetros y no veía el retorno…que angustia, que desespero…el sol, la deshidratación la humedad, las piernas quebradas…lo único que tenía claro era que no iba a parar. (Ya por el camino uno veía la cantidad de corredores retirados, caminando a quienes la carrera los había vencido).
Cuando ufffff por fin el km 12 y el punto de retorno. “Animo va bien,” decían lo controladores del tiempo. En ese momento llega un segundo aire y comienza el retorno hacia la meta. Sabía que podía llegar y no necesitaba de nada más que coraje, piernas pulmón y corazón. (Faltaban 9km).
Pasados unos metros encontré en trote muy suave a dos niños que portaban la camiseta oficial de la carrera y numero de competencia, que se dirigían en mi mismo sentido de regreso a la meta ( Me imagine que habían corrido los 5k recreativos y que habían cogido un bus hasta Dosquebradas pues de pronto vivian allí y ya iba para su casa) Los pase y en tono de saludo les dije “VAMOS, VAMOS, ANIMO” y continúe mi ritmo. A los pocos metros escuche detrás de mí, unos pasitos que se me acercaban: eran los niños, ya trotando a un ritmo más rápido.
Y esto? Debe ser que me están mamando gallo y me van acompañar unas cuadras. Unas cuadras???? Jaaaaa, iban a completar la meta. En tono calmado les pregunte si iban a correr los 21 km y me dijeron que sí, que ese era su sueño. Que no iban a para hasta terminar… ¡miércoles!, yo como les decía que no lo hicieran después de que habían corrido los 12 primeros km solitos, y con esas ganas y entusiasmo.
Pues a correr acompañado se dijo: Por primera vez en mi vida, iba acompañado en una competencia: Éramos tres, Migue (12), Kevin(13 años) y yo(43 años). Éramos en ese momento los mejores amigos y por ningún motivo nos íbamos a dar por vencidos. Cuando se quedaba Kevin, Migue y yo disminuimos el ritmo para llevarlo, y lo mismo cuando se quedaba Migue. Compartimos mi hidratación que siempre llevo en mi “Súper cinturón de hidratación”, y ellos me compartían la panela y el banano aplastado que la mamá les había empacado en un pequeño canguro que llevaban. Íbamos solos…no se veía nadie delante o atrás. La gente por el camino aplaudía a los niños y mi orgullo de ir con ellos hacia que desaparecieran el dolor y la fatiga plasmada por ese duro trayecto. Todo este trayecto después del viaducto hasta el retorno era casi en terreno rural. Al divisar nuevamente el Viaducto, nos dio una gran alegría pues era sólo atravesarlo, y llegábamos a Pereira y a nuestra meta. Eso pensábamos.
Pero una vez llegamos a Pereira en el Km 19, nos esperaba la subida más tenaz de todo el recorrido…”No es justo, por que?”, pero ya en esas instancias debíamos seguir.
La culminamos sin parar, luego fue bajada, subir el último puente y la meta. Que verraquera. Lo hicimos. Lo hicieron. Que valor. Que coraje. Que inspiración. Los aplausos fueron estruendosos, no era para menos. En tan agreste recorrido dos niños lo lograron. "Dos niños corrieron los 21K del Eje Cafetero" y yo fui testigo de ello.
Después de eso la alegría más grande. La mayor satisfacción. Y por supuesto un helado y pastel para los niños campeones de mi parte. Se notaba que eran unos niños de bajo estrato social, y que ese día les habían dado la oportunidad a través de su escuela de participar en ese evento. Me despedí dándoles un fuerte abrazo, a los más grandes atletas que he conocido.
Hazaña? Record Guinnes? Locura? No lo sé. Sólo se que ese día esos niños me dieron una gran lección, y me enseñaron el verdadero significado del coraje y del valor.
Aprendí que para correr se necesitan piernas, pulmones, cerebro, pero que se gana con el corazón…
Roberto Alvarez