El gran desafio fue ganarle a la gripa - Andrea Mesa
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Una vez metidos en el cuento de correr el único final de esa historia lo puede marcar una falla en la salud o la muerte.
He escuchado historias de corredores que han fallecido durante o después de una carrera, y ese tipo de casos invitan a organizar lo mejor que se pueda los entrenamientos, comer bien, dormir bien, es como una cadena de factores que no se deben dejar al azar.
Pero es un jueves 8 de diciembre de 2011 y se acerca el “Gran Desafío” ,subir 12 kilómetros al cerro de Guadalupe en Bogotá. Es el domingo la carrera y tengo síntomas de una resfriado, pero me niego a creer que luego de casi dos años sin gripa me vaya a dar justo ahora, así que me ánimo y me voy a entrenar.
Amanece el día viernes, no puede ser!!!! La congestión es inevitable y la carrera se aproxima entonces aumenté la hidratación, mucho jugo de limón, muchas frutas, granola, bien abrigadita nada de pasar frio y un anti gripal no sobra, y último entrenamiento muy suavecito.
Seguro amaneceré mejor….
Es sábado y ahora tengo tos, y cuando hablo por teléfono con mi hermana me dice :”estás resfriada?” oh por Dios , las cosas se complican cuando ya es evidente que tengo una gripa encima y que mañana domingo es una de las carreras más duras del año!!!!
Imaginándome que todo saldrá muy bien me empiezo a documentar, ¿es bueno correr resfriado? ¿A qué altura estaremos mañana? ¿qué me puede pasar en una situación trágica si corro con gripa?
Tomar mas líquidos que nunca, una bebida caliente, no hacer esfuerzos, muchos carbohidratos, y que nervios, consultar con mis amigos expertos corredores sobre qué debo hacer, escuchar a mi cuerpo para saber si me va a dejar correr mañana, nebulizaciones y a dormir tempranito.
De repente aparece cómo una señal en un programa de televisión un reportaje sobre unos hombres que tratan de conquistar el Everest, uno de ellos tiene serias complicaciones pulmonares y sin embargo logra finalmente superar ese impace y llega a la cumbre , y entonces mi corazón guerrero me dice:”ese hombre realmente se enfrenta a la cumbre más alta del mundo, bajo temperaturas increíbles y con afección pulmonar muy delicada, de modo que una gripa no será obstáculo para cumplir el objetivo mañana” y tras un estornudo lo decidí : Voy a subir.
Esa noche muy temprano me acosté, con la mente programada para el “Gran Desafío”.
Llegó la esperada mañana hay congestión y un poco de tos, sin fiebre sin dolor en el pecho así que arriba no se diga más, un desayuno suave, chaqueta, bufanda, gorra y a correr.
La plaza de Bolívar y los compañeros con sus franelas sin mangas, sus pantalonetas, su piel al aire y yo con el atuendo mas abrigado que encontré, pero era mejor prevenir.
Ya nos saludamos con los amigos y uno de ellos me contaba que iba a irse suave pues hacia ocho días subió la Torre Colpatria y yo le decía que con la gripita que tenía también iba a ir suave, por dentro mi corazón ya estaba ansioso pensando cómo sería el gran desafío (como se conoce el evento) un inmenso desafío por que a uno siempre le da cosa cuando hay circunstancias a las que uno no está acostumbrado y era la primera vez que correría con gripa .
Finalmente se oyó el conteo y si señores nos fuimos, un arranque emotivo y sentía que en cualquier momento el aire me iba a faltar, o que me daría un incesante ataque de tos , en fin cuando menos pensé se cumplió la primera parte iba en la mitad del grupo a un ritmo normal y mas de 30 minutos de ascenso y eso si el fluido nasal presente y me sonaba de vez en cuando.
Pasa de repente un señor que me enseñó por que los corredores amateur se suenan con la mano en un gesto poco agradable.
Me dice con una sonrisa: ”no se suene con un pañuelo que el virus queda ahí y vuelve a sonarse con el mismo llevando a usted de nuevo el virus , eso bote todo así (se llevo la mano a la nariz y simulo sonarse dejando aparentemente el fluido nasal en el aire y sacudiendo la mano al final) , pues vea usted yo seguí con mi pañuelo pero comprendí la filosofía del que se suena con la mano y de ahora en adelante trataré de recordar que tiene una lógica que algunos adopten esa costumbre.
Ese mismo señor corrió conmigo cerca de un kilometro y me decía:”yo tengo 55 años y míreme no se deje creer que una gripa a su edad no la va a dejar subir no vaya a caminar siga adelante siga.”
Mientras decía esto yo ya sentía que el aire si me estaba faltando un poco y que no podía mas, y recordé la primera carrera de mi vida 8 kilometros en la carrera de la mujer en el año 2010, pero el señor se iba adelantando y me hacía señas para que lo alcanzara y me decía:” uno pasa gente y se motiva, no vaya a caminar” mientras tanto yo tosía y seguía a mi paso, de repente no lo vi mas.
Sin pensarlo íbamos en el kilometro 8 y mientras sentía que me quedaba corta de aire me repetía mentalmente que yo ya había subido dos veces una desde la carrera séptima con 108 en el 2010 (esa fue más dura en distancia), y en diciembre de 2010 está misma prueba y que mi gripa no era una excusa que le aceptaría a mi cerebro para desistir, y ahí pasa un compañero y me dice: ”tranquila que esa gripa se queda en esta montaña solo no se detenga “
Yo luchando con la subida y así apareció otro señor y tenía un dispositivo que pitaba cada x intervalo de tiempo y entre mi respiración agitada recordaba a una amiga querida con quien nos reímos en la Unicef 10K de 2011 al recordar que la respiración jadeante es una píldora para sentir más cansancio del real, ese sonido: jaaa jaaaa jaaa jaaaa es tremenda inyección de cansancio mental para el que va al lado del jadeante y algunas veces es incomoda y fastidiosa por lo mismo.
Pues en esta ocasión era yo la que tenía ese jadeo y aprendí que es mejor correr con música o ser tolerante y educar la mente para que el jadeo ajeno no merme la marcha propia, no hay que criticar tanto ni fastidiarse por esto pues uno no sabe cuándo le va a tocar el papel del jadeante.
En un momento me pregunté yo por qué corro y por qué correr está carrera, y la sensación que se alcanza en cierto momento del trayecto luego de la primera media hora de correr, ese creer que se es parte de otro mundo uno donde solo importa sentirse bien, esa gratificación del propio yo que se siente vivo y lleno del infinito, esa sensación y ese pensamiento evitaron que me sonara y pensará en la gripa y un kilometro mas ya se había dejado atrás.
Así las cosas kilometro 10 y el desafío era tenaz, mi jadeo constante, fluido nasal todo el camino y un sonido irritante persiguiéndome porque íbamos a la par con el amigo del dispositivo que pitaba y pitaba, no me quedó más que concentrarme salir de este mundo para entrar en comunicación espiritual y orar agradecer por mi vida, por el milagro de correr este año colseguros 15K, media maratón de Bogotá, carrera de los negocios, carrera de la mujer, la polar, la unicef, nike run, la hermosa carrera nocturna energizer y ofreciendo mi ascenso por varias causas personales entre ellas mi primera maratón este año 2012 y pidiendo a esa virgen de Guadalupe que me ayudará a subir esa montaña que las piernas ya se sienten duras y a la vez parece que habrá que desvanecerse y caer.
Ahora veía la gente bajándose de los colectivos para subir un pequeño tramo y caminando lentamente y nosotros llevábamos mas de una hora trotando y con la gripa compañera del camino y principal enemigo de la voluntad para terminar la carrera no es sencillo, pero es un sufrir placentero, si se le puede llamar así, pues hay que sufrir un poco y en cierto momento pero solo buscando el placer de llegar a la meta uno no se detiene porque sabe que la satisfacción es mas grande y que permanece siempre en el corazón del corredor, mientras que el sufrimiento muchas veces es mental y derrotarlo es también parte del logro que se nutre en la lucha del camino.
Y si señores, esa última subida en la que uno ve a los duros bajando con su medalla dándonos ánimo solo faltan 50 metros dicen, mientras uno está en la parte más tremenda del ascenso queriendo acercar con una cuerda invisible esa meta que ya casi, ya casi, pero no llega aún, y cuando di el último paso era el cumplido objetivo y me dice una voz: ” una hora diez y siete “ una señora muy querida me entrega la medalla y una bolsita de agua , y esa sensación, esa sensación de ser la ganadora de mi propio reto me hacia sonreír, ahí estaba superando la gripa y las trabas mentales, el dolor, y los factores que trataron de distraer mi mente y casi me derrotan pero que finalmente fortalecieron mis ideales, mis piernas y mi autoestima.
Yo gané, yo gané esa carrera, mejor dicho, le gane la carrera a la gripa.
Y está historia la cuento para que cuando algún corredor tenga síntomas de gripa y escuche la voz de un diablillo perezoso diciendo:”tienes gripa no puedes entrenar “ muy diplomáticamente lo despache sin compasión, se ponga las zapatillas, se abrigue bien, se hidrate correctamente y salgan a correr que la gripa se va y como me dijo un día un amigo: “al que corre una gripa nunca lo tumba”.
Andrea Mesa Salcedo