Un maratón no son solo 42k - Felipe Hernandez
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Una maratón son muchos kilómetros de entrenamientos, son días de series, días de fartleks, días de tiradas largas, semanas de carga de kilómetros, semanas de descarga…
En el transcurso del año, tuve unos magníficos resultados en casi todas las pruebas que me sometí, tras quedar en 3er lugar en la carrera del Líbano 12k monte tauro, tiempo después tuve la oportunidad de correr 10k en el fuerte militar de tolemaida bajando mi marca personal en casi 3 minutos, luego viaje a correr mi segunda media maratón en la ciudad de cali, volviendo a lograr bajar mi marca personal en 9 minutos, y para terminar corrí la media maratón de Bogotá una de las más importantes a nivel nacional, Respetando por sobre todas las cosas la altura (2800 msnm) pude mantener mi marca, resaltando a compañeros que lograron terminar la carrera estando enfermos y otros que por lo menos lo intentaron. Después de todos estos resultados.
los compañeros estaban emocionados porque se acercaba la tan anhelada Maratón de las flores y la verdad nunca me pareció muy relevante pues en ese momento no estaba pensando en correrla, por fatiga muscular, una lesión en la rodilla derecha, que luego de visitar al doctor y comentarle el caso, el dictamen definitivo era no exponer la rodilla a semejante esfuerzo, porque sería exponer mi integridad física, después de ese suceso y otros tantos personales, que fueron como un baldado de agua fría, tome la decisión de enfrentar el reto quedando aproximadamente 1 mes, de los cuales me acuerdo bien un fondo que se realizo con el grupo de 32k de los cuales Solo realice 27k llegando en muy malas condiciones por mi lesión y espasmos abdominales.
Tome la clara decisión que si quería ir con buenas sensaciones físicas y sin ninguna molestia no debía correr más de 10k y fue así, en todo ese tiempo debo agradecer a las personas que me ayudaron a desaprender a correr a ritmos muy altos que eran muy típicos de los 21k y aprendí a correr más pautado con un ritmo mucho más manejable, controlando mas las ansias y desempeño físico.
Durante el viaje, el ambiente fue muy agradable con todos los compañeros, contando anécdotas, chistes, y experiencias vividas, eso ayudo en gran medida a bajar la presión que sentía. Llegamos a la ciudad de Medellín después 8 horas de viaje, luego de unos minutos pasamos a la feria donde nos entregarían el numero de carrera, camisetas y de mas, se veía personas de toda nacionalidad, edad, genero, muy entusiasmados a mi parecer, como si correr 41k era cosa fácil. Afortunadamente nos hospedamos en la casa de un compañero, Lo primero que hice fue sacar mi equipaje y ducharme para descansar después de horas de viaje, tiempo después saque la camiseta de carrera le puse el puse el numero, aliste prácticamente todo lo que llevaría el día siguiente.
El 11 de septiembre día de la carrera desperté a eso de las 3 de la mañana el nerviosismo y el miedo que sentía de hacer el ridículo, de quedarme en el intento pues un reto de esta magnitud debe afrontarse con responsabilidad y no espontáneamente, no me dejaron volver a conciliar el sueño, mire por la ventana y para sorpresa estaba lloviendo fuertemente, me desanime bastante, solo le pedía a DIOS que mejorara el clima, no quería ni imaginarme correr con las zapatillas llenas de agua, embarradas, y con la ropa empapada. Aproveche para recoger la colcha, recogí mis amuletos (Fotos de mis familiares) y aproveche para llamar a la única persona que quería escuchar de primeras el día mas importante de mi vida, y gracias a Dios que de un timbrazo contesto. Me duche me puse mi atuendo de batalla, aliste en mi celular la lista de reproducción, desayune hojuelas de avena, con leche de soya, un banano y un bocadillo. Ya eran eso de las 5:30 am salimos a coger transporte, seguía lloviendo mas levemente, llegamos al sitio de salida, la gente animada, muchas sonrisas, fotos, gente calentando, estirando, y de la nada la lluvia se detuvo y despejo el cielo.
Y de tacazo avisaron que nos preparáramos para la salida. Nos comenzamos a ubicar, la gente se aglomeraba, se notaba la tensión, yo solo miraba al frente y repasaba la estrategia y le pedía a DIOS que me ayudara un poco. De repente todos aplauden y se comienza a mover hacia adelante. Pase por el tapete 2 minutos después del pito de salida.
Puse mis dos cronómetros en 00:00 seguí avanzando y de esas casualidades de la vida me encontré con una de las mejores atletas del grupo elite en su categoría, y decidí seguir el paso de ella desde el primer kilometro, sentía que me hablaba y me hacia señas con las manos con su pulgar arriba y me acuerdo muy bien que dijo este kilometro lo hicimos en 3:40 min, a eso del kilometro 6 me llego el primer pensamiento de que era una muy mala idea, que corriendo de esa manera no llegaría jamás, cometí el error de pensar en cuanto faltaba y trate de seguir el paso ya para ese entonces tenía la respiración un poco agitada y la mente en contra, seguí con el paso de mi compañera que era demasiado alto para mi, hasta el kilometro 12 me acuerdo muy bien porque la categoría de los 21 k se desviaba del camino y hasta ahí me acompaño.
De repente quede flotando corría solo, voltee a mirar atrás y era muy poca la gente que entraba en el camino para los 42k, intente pegarme con un grupo que tenia al frente a eso de 50m, aumente el paso y los alcance, tomaba hidratación cada 4 kilómetros. Cuando pase por los 21k mire con ansias el reloj para sorpresa marcaba 1:35:00 y solo pensé que iba volando, me pregunte a mi mismo que tan cansado iba, como sentía las rodillas y físicamente me respondían muy bien, estaba acompañado por un santandereano que seguía mi paso, me conto que corría por sus hijas, y me hizo la misma pregunta a eso del kilometro 24 yo no tenía aire ya ni para decir una palabra y solo le mostré las fotografías que llevaba pegadas a la gorra, el solo me sonrió nos dábamos animo mutuo.
De repente en el kilometro 28, a mi parecer eso fue el famoso “muro” se acabo el tanque, mi amigo intento ponerme el paso y no pude seguir con él, lo último que me grito fue que después del kilometro 36 hay si comenzara a mendigara ave marías. “en toda la charla que tuvimos le dije mentiras del entrenamiento y el fondo que había tenido porque ni siquiera había terminado mi último entrenamiento de 27k en buenas condiciones” así que me pareció fácil decir que había hecho 36k, como para no decepcionarlo a él y a mi poca moral que me quedaba para ese entonces.
Para describir el famoso “muro”, se sentía como si cargara un ladrillo en cada pie, se fueron las ganas de correr, llego un poco el dolor abdominal, la cabeza me gritaba “para con este calvario” y según la altimetría hasta el kilometro 29 era subida, seguí moviéndome hacia adelante con lo que quedaba, pensaba en mi familia, rece algunos padre nuestros, solo pedía un poco de ayuda, para el kilometro 31 pase por un tapete de tiempo donde estaba un señor parado con un micrófono y grito mi nombre con mucha fuerza, decía “ vamos ya casi se termina” y solo lo voltee a mirar de reojo y recuerdo que era un hombre alto y gordo, seguramente nunca había corrido un maratón.
Metros después había un puesto de gel energizante, sinceramente nunca lo había necesitado, ni probado pero viendo las circunstancias la chica me ofreció uno y le rape el otro pensando que necesitaría de ambos, los destape y comencé a ingerir, tenían un sabor como a café muy agradable pero muy dulce, casi se quedaba pegado a la garganta, me fije que el punto de hidratación que seguía era a 2 kilómetros y no tenía todo ese tiempo para bajarme el energizante así que decidí solo como última opción robarle un gatorade a un señora del publico casi que me lo eche encima, fue una sensación gratificante.
Miraba a mis compañeros subir por el otro carril, a eso del kilometro 34 llegaron los calambres en la pierna derecha, muy fuerte solo pensé que no podía detenerme a esa altura porque mi cuerpo muy probablemente no respondería de nuevo. Solo corrí de lado casi saltando, luego de unos metros el calambre paso y pude volver a mi ritmo.
En el camino vi muchos corredores tirados en el piso llenos de calambre y me di cuenta de la dimensión de lo que estaba pasando, para esa altura no podía dar un paso en falso porque lo más probable es que terminara como ellos, en el kilometro 37 recuerdo muy bien que ya no sentía mis piernas en absoluto como si ese fuera la forma como mi cuerpo me protegía del dolor, no me explicaba como seguía moviéndome, intente estirar los brazos y sentía corrientasos que no me lo permitían, una mujer del publico grito seguramente para darme moral, “Solo te faltan 4k” y eso psicológicamente fue como un muro para mí.
Pensaba que no lo iba a lograr, que ya no solo se trataba de tener convicción sino de que ya no tenía fuerzas para mantener el ritmo, faltando 2 kilómetros había el último punto de hidratación de gatorade agarre mi baso y me lo eche encima, creyendo que me daría la energía suficiente para llegar a meta, las zapatillas al pasar por el punto quedaron untadas y la sensación era de tener pegante en la suela seguramente por el gatorade regado por los demás corredores.
Los últimos metros supe que ya nada me detendría. Las primeras veces que corrí en mi vida lo hacía en el parque con mi abuelo, a él le gustaba mucho correr. Ahora que no está, lo único que dije fue “vamos abuelo, corre conmigo estos últimos metros”. Mientras sentía como se me salían las lágrima, me sentía feliz, estaba logrado un imposible con el que varias veces había soñado. Mis compañeros me animaban. Y crucé la meta, no supe qué hacer después de más de tres horas de siempre ir hacia adelante. El resto es confuso, me descompensé físicamente, veía todo nublado, me puse blanco, me sentía mareado y creía que en cualquier momento me desmayaría, los paramédicos me atendieron y tiempo después pude reclamar la tan anhelada medalla, la que más me ha costado obtener.
Dicen que tu vida cambia para siempre después de que haces tú primer maratón, y es cierto. Es algo tan grande y satisfactorio que no puede explicarse con palabras. En esta prueba conocí la parte más solidaria de las personas al ver cómo competidores y espectadores se unen sin otro interés que el ayudarse de forma legítima y desinteresada.
Nunca olvidaré lo que viví el 11 de septiembre del 2016, simplemente es de las experiencias más fuertes y emocionantes por las que he pasado.
Por lo pronto ya soy maratonista, y ese orgullo nadie me lo podrá quitar jamás.
Felipe Hernandez