Cumpliendo un sueño - Nelson Eduardo Martínez
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Todo empezó un mes y 10 días antes de éste evento, una noche de jueves. Por azares del destino observe que mi compañero de trabajo estaba leyendo un folleto que decía "camina, corre o trota pero acompáñanos a la quinta media maratón de Cali", sin pensarlo dos veces le arrebate el folleto a mi compañero y comencé a leerlo. Durante mucho tiempo había soñado con participar en un evento como este, desde que tenía uso de razón, siempre había observado las competencias de 5000 y 10000 metros de las olimpiadas. En mi época de colegio y en mi equipo de fútbol, siempre le ganaba a mis compañeros en las pruebas de resistencia. Desde hace un par de años observaba la media maratón de Bogotá por TV y me imaginaba corriendo por las calles de Bogotá. No sabía, ni mucho menos me imaginaba que desde hace cuatro años se realizaba un evento de esta índole tan cerca de mí. Motivado y lleno de alegría por la noticia, esa misma noche llame a mi prima, emn la ciudad de Cali para que me inscribiera en la carrera, de igual forma organicé un plan de entrenamiento para afrontar en tan anhelado evento.
Como solo tenía 6 semanas para prepararme lo mejor posible para afrontar este reto, sin perder tiempo, al otro día, muy temprano en la mañana, a las 5 am, di inicio al plan de entrenamiento que había trazado la noche anterior, el cual no era más que acumular la mayor cantidad de kilómetros hasta el día de la competencia. Ese primer día corrí 8 km de carrera continua. Durante las siguientes semanas seguí con mi nueva rutina y con la euforia a flor de piel, cada día aumentaba un poco más el kilometraje, tanto así que para el vigésimo día de mi entrenamiento ya rondaba los 14 km de carrera continua, distancia que hasta entonces jamás en mi vida había hecho. Todo iba viento en popa, a cada día que pasaba y se acercaba el evento, la motivación y la ansiedad eran mayores, por esos días, lo más importante y más agradable, era esa primer hora de entreno en la mañana, no me importaba para nada que el resto del día estuviera cansado o adolorido por el duro entrenamiento.
Faltando tres semanas para el gran evento, por razones laborales me vi obligado a entrar una hora más temprano a mi trabajo, por lo tanto, para cumplir con mi plan de entrenamiento, decidí sacrificar una hora de sueño, de tal forma que en las próximas tres semanas el entrenamiento empezaría a las 4 de la mañana , cosa que no me importo en lo absoluto, ya que cada mañana me levantaba con mas animo a correr, pero cometiendo sin saberlo hasta entonces un error terrible para un deportista, no dedicar el tiempo adecuado al calentamiento y estiramiento. Fue así, que lo inesperado e inevitable paso, a solo 7 días del tan anhelado y soñado debut en las carreras de fondo, sufrí una lesión, el pequeño e insignificante dolor que empezó cuando llevaba 3 kms se convirtió en un terrible dolor en la parte baja de mi espalda, una vez acabe la práctica y mi cuerpo se había enfriado, era tan terrible el dolor que tenía, que debía caminar con mi pierna derecha extendida para minimizar el dolor y prácticamente tuve que estar parado todo el día en mi trabajo ya que sentado, el dolor era insoportable y ni modo de acostarme o pedir descanso ese día en mi trabajo, ya que mi día de descanso lo había reservado para la carrera. Durante todo ese día no hice sino reprochar mi mala suerte, lo único que me dolía mas que mi dolor en mi espalda baja era la posibilidad de perderme la carrera, "no puede ser, pensé, esto no me puede pasar, porque a mí, que había hecho mal me gritaba" una y otra vez en mis adentros, pero la verdad era que todo lo había hecho mal, ya que padecí 2 errores garrafales de novato, nunca hacer un debido calentamiento y más aun si la temperatura ambiente es baja, como lo es en la madrugada Y segundo, el más común de todos, el sobrentrenamiento, pues para esos días ya rondaba los 18 km de carrera continua.
Si perder la fe y rompiendo todos mis paradigmas, temores y miedos, me sometí a un doloroso tratamiento de inyecciones de complejo B y tiamina, cosa que nunca hubiera hecho en otras circunstancias. Por esos días las zapatillas y el asfalto fueron remplazados por jeringas y quietud total.
Aunque la mejora fue notoria, el tiempo fue mi gran enemigo, pues el gran día llego y aun sentía una pequeña molestia en mi espalda baja. Con dolor y todo pero con la motivación intacta, ese día viaje, junto con mi madre y mi hermana, desde mi pueblo natal, hasta la ciudad de Cali, más precisamente a las canchas panamericanas, lugar destinado por los organizadores como punto de partida y llegada para la carrera.
Fue impresionante y aun se me eriza la piel al recordar la gran cantidad de personas reunidas ese misma día, en un mismo sitio en torno a una misma meta "recorrer los 21 km", aunque cada uno con una motivación y objetivo en particular. Y ahí estaba yo, novato, lesionado, emocionado, extasiado, ansioso, en medio de la gran multitud y algarabía, observando que hacían y como lo hacían los aparentemente más expertos. Como suele suceder en este tipo de eventos, la camaradería surge de la nada y así como el sol sale en la mañana y se oculta en la noche, surgió una amistad con un señor, con el cual compartí hasta momentos previos del pistoletazo de salida.
En medio de un ambiente caluroso y ameno se dio inicio con el pistoletazo tradicional el inicio de la media maratón de Cali 2006 en su quinta versión.
Los primeros kms fueron algo difíciles, a la multitud de gente que impedían el paso, se le sumo el dolor de la lesión que aun no había sanado del todo. A partir del 6 km el camino se fue despejando un poco, aunque el dolor no. Sin preocuparme mucho por el tiempo que deseaba hacer continúe la carrera, tratando en lo posible de disfrutar esta maravillosa experiencia, kilometro por kilometro fui avanzando en la carrera y con ello fueron apareciendo los puentes y con ellos, este servidor comenzó a padecer y no por el puente en sí mismo, ya que mi entrenamiento básicamente fue en loma, si no por la posición que tenía que adoptar, ya que esta agudizaba un poco el dolor. Para el km 17 el dolor era insoportable, pero mi fuerza de voluntad inquebrantable. Era más grande el deseo de terminar los 21 kms sin para que cualquier otra cosa en ese momento, metro a metro fui avanzando esos últimos kilómetros, regañándome por mi aparente debilidad, así fue, así lo hice, aun recuerdo esa gran alegría que sentí, cuando a lo lejos vi el gran cronometro marcando el tiempo de llegada y el tan anhelado letrero que decía "META". A cada paso que daba mi euforia y satisfacción se hacía infinita, el recuerdo de esos últimos 100 metros son inolvidables, la multitud de gente aplaudiendo, animando, no se me olvidaran jamás. No sé por qué y sobre todo de no se dé donde diablos saque fuerzas para hacer un último remate para ganarle a tres personas que iban delante de mí, fue algo tonto, lo sé ahora, pero ese día en ese momento, para mí en especial, era como debía terminar, a lo grande, era como cerrar con broche de oro, con ese último esfuerzo, sin guárdame un milímetro de energía, dejándolo todo en el asfalto, ese día cuando cruce la meta, no fue como lo soñé, fue mejor, ese indescriptible esa sensación, la adrenalina corriendo por todo tu cuerpo, inhibiendo el dolor y aumentando tu euforia, tu fuerza mientras cruzas la meta; ese día mientras cruzaba la meta con mis ojos cerrados, con mi mano derecha empuñada en gesto de triunfo y una lagrima recorriendo mi mejilla, comprendí, que no importa cuán difícil creas que sea el objetivo o la meta que te hayas impuesto, no importa que tan dura sea la cuesta, que tan insoportable sea el dolor, que tan largo parezca el camino a recorrer, no importa que el viento sople en tu contra, que tu cuerpo te diga que no puede más, nada de eso importa, porque tu mente es quien gobierna, el cuerpo no, ya que con ganas, fuerza de voluntad, convicción, ilusión y fe puedes lograr lo que deseas.
Ese día al recibir mi medalla de participación, en forma de liebre, me sentí el ser más feliz de la tierra, haber cumplido un sueño, haberlo hecho de la forma y en las condiciones que lo hice, porque nunca competí con nadie, ni mucho menos con el tiempo, ese día la batalla fue conmigo mismo porque durante 21 kilómetros y 195 metros la parte más débil de mí, me decía: para, ríndete, tú no puedes, no lo lograras, esto es mas fuerte que tu, deja de sufrir, no tienes el corazón, ni mucho menas la preparación para hacerlo, para de una vez por todas y vámonos a descansar; pero la parte fuerte, la que siempre prevaleció, se reía de esas palabras sin sentido y por el contrario me animaba diciendo: tu puedes, eres inquebrantable, tu sueño está a unos pocos metros delante de ti, solo hay que seguir, no pares nunca, ya verás lo bien que se siente y así fue porque la satisfacción, ese sentimiento de grandeza una vez has terminado una carrera es insuperable, desde ese día vivo y respiro atletismo, desde esa maravillosa noche de jueves no hay día en el cual no le dé gracias a Dios por poner en mi vida este maravilloso deporte, de igual forma desde ese día no hago otra cosa que buscar la mejora continua y no solo en el ámbito deportivo, sino como ser integral, porque correr no es solo ponerse las zapatillas y correr y corres como loco, es mucho más profundo, correr se vuelve parte de tu vida, es convierte en una necesidad pero nunca una rutina, porque una vez te pica ese bicho, se convierte en tu droga, en tu alimento, ya no puedes dejarlo, como dejarlo, si comienza hacer parte de tu vida, porque correr es más que una moda, un hobby tiempo, porque cuando te apropias de ello, se convierte en una filosofía, en un estilo de vida, porque correr trasciende e involucra todo tu ser, porque correr como en la vida consiste superar pequeños y grandes obstáculos y disfrutar mientras sucede todo esto.
7 años después, aun sigo corriendo, con más experiencia, con más conocimientos, con mas carreras y kilómetros encima, con algunos 1ros, 2dos, 3ros....126 puestos, en mi haber, mas de estos últimos que de los primeros, jajajaja, con muchos más amigos, amigos que solo conoces cuando eres corredor de fondo, pero siempre, con la misma ilusión de la primer carrera... terminar, porque no hay nada como tu primera vez, nada iguala esa primer experiencia y como rezo desde entonces "no importa que tan duro se ponga el terreno, el clima, que tan mal te sientas, recuerda siempre que tienes energía, gasolina, aliento , como quieras llamarlo, para recorrer un kilometro mas, ya que eres un ser especial.... eres un corredor de larga distancia ... eres un runner"