Una loca y aficionada por el atletismo - Andrea Hernández Valderrama
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Ya hace poco más de un año y medio empecé en este maravilloso mundo del atletismo, al principio como todos los que empezamos me quejaba de los intensos dolores de piernas, pero aun así en mi mente no estaba nunca renunciar a los entrenamientos; empecé entrenando con un recorrido de solo tres kilómetros y así fui aumentando la intensidad de estos. Llevaba tan solo cuatro meses de entrenamiento cuando participe en mi primera carrera, debo decir que fue más de lo que esperaba, la disfrute de principio a fin. Y es así como he venido ocupando un espacio de mi cuarto colgando mis medallas, guardando mis números de competencia, para que cada vez que los vea recuerde con una sonrisa las mejores experiencias de mi vida.
El pasado domingo 14 de diciembre, participe en una carrera corta pero dura. Como todos, tengo ese hábito que tenemos los corredores, la noche anterior casi ni dormí pensando en la carrera, me levante muy temprano y desayune algo suave, salí a coger el bus que me llevaría a Sopo donde se llevó a cabo la vigésima quinta carrera del Señor de la Piedra. Era una carrera diferente, habían siete categorías; yo participe en la juvenil. Antes de mi partida pasaron cinco categorías, nunca había estado de espectadora y no hallaba la hora de estar parada en el punto de salida, mientras esperaba mi turno daba ánimo a los demás atletas, el gritarles lo que otras veces ya me habían gritado a mi como: ¡ánimo! , ¡vamos! ¡vamos! , ¡si se puede, falta poco! , me hacía entender el otro lado de las carreras y cada vez me aseguraba que éste sin duda es uno de los deportes más gratificantes. Pasadas las diez de la mañana hicieron el primer llamado a mi categoría; los nervios una vez más se apoderaban de mí, nunca los he podido controlar pero cuando suena el pito de salida todo se olvida y lo único que importa es seguir adelante y terminar; por más que la mente a veces traicione, está esa voz en mi interior que dice ¡adelante, no abandones! Por fin llegó la hora y me encontraba en el tan anhelado punto de salida; a mi alrededor me encontraba con 5 mujeres más, al mirar sus atuendos me di cuenta que cuatro de ellas pertenecían a importantes ligas de atletismo de Cundinamarca, pero ahí me encontraba yo, una loca y aficionada por el atletismo, eso no me intimidaba por el contrario me motivaba más a dar lo mejor de mí. Unos minutos después dieron la salida, de nuevo es el momento donde soy solo yo con un circuito de cuatro vueltas cada una de un kilómetro y bajo un intimidante sol que sobrepasaba los 20°C de temperatura ambiente; llevaba tan solo 200 metros y me encontraba en la última posición, de repente estaba en segundo lugar, y así me mantuve durante medio kilómetro, pero fue ahí donde la experiencia y los años de entrenamientos le ganaron a la afición pues fácilmente volví a quedar en última posición; luego me encontraba a unos 300 metros de terminar la primer vuelta, saque fuerzas, hice que mis piernas fueran lo más rápidas posibles y me ubique en la quinta posición, ahí me mantuve tratando de alcanzar la cuarta corredora, me fue muy difícil, ya me había sacado casi 50 segundos de diferencia y estaba a dos minutos de la primera posición. Tenía buen ritmo, lo había conservado por las siguientes dos vueltas, me faltaba una y sentía que mis piernas no iban a poder continuar, la garganta seca, respiración agitada, el sudor bajaba por mi frente, pero ahí estaban mis ganas de seguir dándolo todo hasta el final. Al doblar la última curva y divisar la meta, sentía como la emoción y adrenalina recorría mi cuerpo dándome el ultimo empujón para cruzar la meta; me recibieron entre aplausos y encontrándome con un fuerte abrazo de mi apoyo incondicional en esta pasión. Por ultimo comunicaron que la premiación iba hasta el quinto lugar. Para mí fue muy sorprendente nunca imagine estar en el podio junto a deportistas de ese gran nivel y que mi esfuerzo y dedicación iban hacer reconocidos.
Esta carrera me deja como enseñanza que cada competencia es muy diferente a la otra, lo único que no cambia es ese sentimiento antes de salir, toda una mezcla de emociones, alegrías y miedos que al final el experimentar esa sensación de triunfo al terminar la carrera es la mejor sensación que se puede sentir.
Ahora lo único que me queda es seguir mejorando cada día más, puesto que me imagino toda una vida entrenando, participando en carreras, compitiendo conmigo misma, motivando a otros para que se apasionen, ya que la mejor forma de estar activos y felices es haciendo deporte. Sin importar cuantas veces seamos los últimos o los primeros, si ganamos o no. No hay mejor forma de sonreírle a la vida que corriendo para ser felices.
Andrea Hernández Valderrama.